Uno de los electrodomésticos aliados en las tareas del hogar es sin duda el lavavajillas puesto que nos permite ahorrar tiempo, al evitar que tengamos que fregar todos los utensilios de cocina. Como suele tener un uso frecuente y, debido a que en ocasiones se pueden acumular restos de comida, puede desprender malos olores. Por ello, es conveniente, como cualquier otro electrodoméstico del hogar, mantener una limpieza adecuada y así, evitar la proliferación de bacterias y un mal funcionamiento de este.

Antes de que aparezcan los malos olores, se pueden llevar a cabo algunas tareas de mantenimiento como enjuagar los utensilios antes de introducirlos en el lavavajillas; no dejarlos almacenados en su interior más de un día porque la suciedad generará mal olor y se acumula en las gomas y depósitos; y también cuando el programa de lavado haya finalizado es recomendable dejar abierta la puerta para que el vapor salga, se ventile bien e impedir que haya signos de humedad y moho.

Para evitar estos olores tan desagradables, podemos optar por utilizar ambientadores de los que existe una amplia variedad en el mercado. Sin embargo, y debido a que estos tienen una composición química, se pueden emplear ambientadores naturales. Los cítricos como la piel de limón, naranja o pomelo son una buena alternativa. Las altas temperaturas del lavavajillas al lavar los platos provocan que las pieles de estas frutas desprenden un grato olor. Se pueden meter en una bolsita, dejarlas en el compartimiento destinado a los cubiertos o dejarlas sobre la bandeja superior. Lo que hay que tener la precaución de retirarlas tras cada lavado.

Otra posibilidad es emplear bicarbonato de sodio porque neutraliza los olores y proporciona un acabado brillante. Para ello, habría que introducir media taza de este producto en el lavavajillas y ponerlo en marcha. No importa si está lleno o vacío. Otra opción es utilizar unos 250 ml. de vinagre blanco de limpieza pero, en esta ocasión, el lavado tiene que hacerse con el aparato vacío en un programa que alcance como mínimo los 60 grados.

Todos estos trucos son efectivos pero si el mal olor persiste es probable que la causa no sea solo por la acumulación de residuos de comida y entonces habría que llevar a cabo una desinfección en profundidad.

El filtro de este aparato es uno de los componentes que más bacterias genera porque aquí se depositan los restos de comida. Por esta causa, es vital que se limpie de forma regular, al menos una vez al mes.

El filtro suele estar colocado al fondo del lavavajillas, justo por donde drena el agua. Para limpiarlo se puede introducir en un cubo que contenga dos tazas de vinagre blanco de limpieza, dos tazas de agua caliente y un chorro de jabón líquido. Transcurridos alrededor de 30 minutos, se pueden quitar los restos con un cepillo de dientes y cuando haya desaparecido toda la suciedad, enjuagar con agua caliente.

También puede ocurrir que el desagüe está atascado. En este caso, hay que retirar el filtro del lavavajillas y verter una solución de media taza de vinagre blanco de limpieza más dos cucharadas de bicarbonato de sodio. Hay que dejar reposar durante unos 25 minutos y tras ello, echar agua caliente. Se puede repetir el proceso si el mal olor persiste.

Con información de ABC.

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