Investigadores de la Universidad George Washington afirman haber encontrado una solución simple para ayudar a las familias hispanas de bajos ingresos a beber más agua y menos refrescos u otras bebidas con azúcar.

El estudio examinó la cantidad de agua que bebieron 92 familias en el área de DC. Los participantes dijeron a los investigadores que el sabor del agua del grifo los desanimó y que solo beberían agua embotellada si pudieran permitírselo. Pero muchos en el estudio expresaron que optaron por bebidas azucaradas baratas en lugar de agua.

“Desde el principio, nadie bebía agua del grifo. Fue, básicamente, un consumo promedio cero”, explicó la doctora Uriyoán Colón-Ramos, investigadora principal.

Colón-Ramos y su equipo encuestaron a familias predominantemente hispanas en Langley Park y Gaithersburg en Maryland y DC.

Le dieron a cada una de las familias una jarra de filtro de agua simple que podían usar para purificar el agua del grifo.

Colón-Ramos reveló que estaban sorprendidos por el impacto que tuvo el filtro en las familias en solo tres meses.

“Algo que es de muy bajo costo les dio más confianza en el agua del grifo solo para poder beberla”, detalló la investigadora.

El estudio separó a las familias en dos grupos. Ambos grupos recibieron filtros de agua, pero un grupo recibió educación específica sobre los riesgos para la salud del consumo de bebidas azucaradas.

Los investigadores descubrieron que el filtro seguía marcando la diferencia para el grupo que solo recibió el filtro de agua. Los padres de ese grupo redujeron su consumo de bebidas azucaradas en 8 onzas por día, en promedio, y aumentaron su consumo de agua en 5,6 onzas, según el estudio. Para los niños, su consumo de bebidas azucaradas disminuyó en 1,6 onzas y su consumo de agua aumentó en 2,2 onzas cada día.

“Lo que nos sorprendió fue que ambos, ambos grupos, redujeron significativamente el consumo de bebidas azucaradas”, reiteró.

Colón-Ramos también sostuvo que espera que los hallazgos puedan usarse para dar forma a futuras políticas de salud pública y aumentar el acceso a agua limpia para familias de bajos ingresos.

“No fue tanto un problema de educación, sino más bien de motivación y apoyo para tomar esa decisión”, concluyó.